Tras siete años de
singladura, la luz de la Rioja Poética sigue resplandeciente bajo el timón de
Charo de la Cueva, que se detiene hoy extasiada, como todo el auditorio, ante
la palabra de Rubén Lapuente, un poeta riojano, “que está ahí, como un
centinela a la puerta del dolor”, con su palabra sublime, para expresar en
clave lírica el sentimiento amoroso, que deja la persona ausente.
Poco importa la métrica en
su estilo, pues el sentir rebosa y sobrepasa, dejando en ellos la esencia sutil
de la hermosura. Esa extraña sensación que cautiva a paso lento,” porque hay
días que, para no gastar la vida, casi no habla”, y así se van desgranando en
la tarde las metáforas hasta sucumbir vencidos todos por ese mal, que nos acosa
y nos derriba, pero que el autor vence con la palabra y se sobrepone, para
deleite del lector.
Desde aquí, animamos a Charo
de la Cueva, en esta nueva andadura, para que el aire fresco del poema sigua
entrando continuo por esa ventana que es el rioja poético.
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